Si estás pensando en recorrer Islandia en furgoneta, lee nuestro viaje. Ya de entrada os comentamos que los gastos totales para dos personas durante siete días han sido de 1700€ aprox. Creemos que es un precio bastante low cost para un país tan caro, pero también os decimos que no hemos comido en restaurantes y hemos cocinado en campings la mayoría de las veces.
Día 1
Viajamos con Norwegian en el vuelo de las 6am, así al llegar a Islandia
podíamos aprovechar el día. Nada más llegar al aeropuerto una furgoneta nos
llevó al punto de recogida de nuestro vehículo alquilado. Elegimos la opción de
la Campervan Play ( www.campervaniceland.com)
porque era la más económica y tenía todo lo que necesitábamos: una cama donde
dormir, utensilios de cocina con Fairy y todo, calefacción y dos confortables
sacos y mantas. Por si las moscas, elegimos el seguro Premium que cubría
prácticamente todos los desperfectos de la furgo. Ahora bien, es caro y creo
que con el seguro de grava habríamos tenido suficiente.
Según recibimos nuestra furgoneta y tras hacer una compra en un
supermercado Bonus (los más económicos de Islandia) nos fuimos rumbo al Círculo
Dorado, empezando por Pingvellir, un parque nacional situado al este de
Reikiavik. Se trata de un valle escarpado formado por la separación de dos
placas tectónicas. Precioso.
Tras dar un paseo por allí, con cascada incluida, nos dirigimos al
siguiente lugar de nuestra ruta: Geysir, donde se puede encontrar el geyser más
antiguamente conocido. Aunque éste dejó de emanar agua, se encuentra al lado
del Stokkur, que arroja agua cada cinco minutos, para regocijo de los turistas
que allí nos agazapamos.
Y de allí nos dirigimos a ver la catarata Gullfoss, impresionante,
aunque hacía demasiado frío para permanecer mucho tiempo admirándola.
Intentamos ver esa misma tarde el crater del Kerid, pero la intensa
lluvia hizo que no permaneciéramos mucho tiempo y decidiéramos regresar al día
siguiente.
Pasamos la primera noche en el camping de Selfoss, uno de los pocos
abiertos en esta época del año, super cómodo y con una cocina gigante en la que
preparar la cena. Muy recomendable este lugar.
Día 2
Amanecimos en Selfoss y una charla durante el desayuno con una pareja
cubana, trastocó nuestra idea de itinerario. En primer lugar volvimos al volcán
Kerid, esta vez sin lluvia y con un sol de justicia. Por consejo de esta
pareja, nos dirigimos a Fludir donde se encuentra un de los lugares que más me
gustó del viaje: Secret Lagoon. Se trata de unas termas en un lugar
privilegiado y no muy masificadas. Además, el precio de entrada nos pareció muy
razonable, en comparación con la famosa Blue Lagoon: 25€ por persona.
Tras un baño reparador, nos dirigimos a la cascada de Seljalandsfoss.
Personalmente fue la que más me gustó de todas las que vi, ya que se puede
recorrer por detrás y ese paseo merece la pena. Sesenta metros de agua que caen
ante tus narices, hay que ir preparado para mojarte, pero vale la pena!
De aquí pusimos el rumbo hacia la cascada de Skogafoss. Os recomiendo
subir las escaleras para ver las vistas de arriba y dar un paseo en la ladera
del río. Esa noche dormíamos en Vik y, aunque el camping estaba cerrado pudimos
aparcar la furgo y dormir allí.
Día 3
Por la mañana, como llovía bastante y no teníamos lugar donde cocinar
fuimos a desayunar al bar de la gasolinera de Vik, Vikurskali, donde puedes
tomar una hamburguesa con patatas por unos 10€, nada mal para ser Islandia.
Ya con el calor de una comida caliente en el cuerpo y tras decidir que
no haríamos el trekking en los glaciares con ese día, nos fuimos a visitar
Dyrholaey y la famosa playa de arena negra. Para hacer la foto panorámica que
habréis visto infinidad de veces, tenéis que tomar un camino que hay a la
derecha y que está indicado únicamente para todoterrenos pero en realidad
mirando bien se hace fácil con la camper.
También estuvimos en en la famosa pared de basalto de Reynisfjara y
caminando por esa playa absolutamente fascinante. Creo que es la playa más
bonita que he estado en mi vida.
Nos dirigimos al camping de Skaftafell porque sabíamos que aunque estaba
cerrado, tenía las facilidades abiertas, como duchas por 500 coronas o el baño.
Hicimos una parada en una cueva muy bonita, pero es que a cada paso te dan
ganas de parar para ver algo.
Dormimos en Skaftafell un poco decepcionados porque no habíamos podido
hacer el trekking en el glaciar pero conformes con adaptarnos a las
inclemencias del tiempo.
Día 4
Hay un dicho islandés que dice que si no te gusta el tiempo que hace
esperes cinco minutos. Eso lo sentimos en nuestra piel el cuarto día del viaje.
Lo primero que vi cuando me desperté fue el tremendo glaciar de
Vatnajokull y un solazo que parecía la costa valenciana. Así que me apresuré a
ver si había alguna excursión disponible y justo había una una hora y media
después. Desayunamos en el camping con nuestro ya miembro de la familia, el
hornillo, y nos dirigimos al punto de encuentro: el centro de visitantes de
Skaftafell.
Habíamos contratado la excursión con Mountain Guides y nos recibió
nuestro guía, Chris, que nos tomó la medida de nuestro crampones y nos dio un
piolet. Ahí tomamos un microbus y diez minutos más tarde estábamos a los pies del glaciar Svinafellsjokull. La
sensación de tener ese gigante blanco ante nosotros es indescriptible. Hicimos
la ruta de tres horas porque no nos daba tiempo a más, ya habíamos alterado
nuestra ruta, pero nos quedamos con ganas de más.
Terminada la excursión, hicimos una parada en la bonita iglesia de Hof y
continuamos viendo los lagos glaciares y la majestuosa playa de los diamantes
en Jokurnalson. Aquí merece la pena dar un paseo por la playa y fotografiar los
icebergs de distintos tamaños.
Esa noche dormimos en el camping de Hofn que, aunque no era ninguna
maravilla sí estaba abierto.
Día 5
Desde Hofn, volvimos de nuevo a la playa de los diamantes, ( haciendo compra en un supermercado Netto, la otra gama low cost de supermercados de Islandia) ya que nos
gustó tanto que quisimos volver a verla, esta vez bajo un agradable sol que
cambió bastante el paisaje que vimos el día anterior, con los bloques de hielo
mucho más pequeños. Tanto el lago glaciar como la playa, nos pareció que tenía
más encanto con el día nublado, aunque sea como sea, es espectacular.
Nos subimos a la camper para seguir con nuestra ruta, como teníamos
bastantes kilometros por delante, quisimos tomarnos el camino con calma y
disfrutar de los magníficos paisajes que te ofrece Islandia.
Una de nuestras paradas obligadas fue al lado de unas montañas nevadas
que llegaban hasta el mar. Justo al lado, había una silla roja anclada a unas
rocas donde se puede todo lo que te rodea, además de ser algo curioso.
De camino íbamos contemplando (y parando cada vez que el paisaje lo
requería) los campos de lava, las magníficas montañas, las manadas de Renos y
los pueblecitos pesqueros como Djupivogur y Seysdisfjodur.
Dormimos en el camping de Egilsstadir, un buen lugar para darse una
ducha y descansar antes de seguir con el viaje. Como es habitual en Islandia,
el camping tiene una "honesty box" donde dejar el coste de la
estancia.
Día 6
La siguiente parada era Myvatn, así que, después de desayunar
tranquilamente en el camping, cogimos la camper y seguimos con nuestro viaje.
Sus aguas termales era el gran premio que nos esperaba a nuestra llegada, pero
antes teníamos unas cuantas paradas que hacer. La primera de ellas fueron las
cascadas de Detifoss y Selfoss. Llegamos hasta ella tras unos 600 metros
caminando por la nieve, a pesar del viento frío, mereció la pena el paseo.
La siguiente parada, para nosotros imprescindible, eran los campos de azufre de Hverir. Los colores de la tierra, el humo saliendo de la tierra y pequeña montaña sin nada de vegetación le dan un toque especial al lugar.
La siguiente parada, para nosotros imprescindible, eran los campos de azufre de Hverir. Los colores de la tierra, el humo saliendo de la tierra y pequeña montaña sin nada de vegetación le dan un toque especial al lugar.
Después fuimos a una de las localizaciones de películas y series más
famosas de toda Islandia, la cueva de Jon Snow. Y por fin, llegamos a nuestro
ansiado premio, los baños termales, un lugar con encanto y bastante más barato
que el Blue Lagoon, la entrada nos costó 35 euros por persona.
Al final del día, llegamos a Akureiry donde dormimos en el camping
Hamrar, por suerte, estaba abierto y las instalaciones fueron de las mejores
que vimos en todo el viaje, cocina, duchas y un amplio salón para cenar
tranquilamente.
Día 7
Paramos en una ciudad costera llamada Blonduósbaer, desde donde hacían
excursiones para ver focas.
Poco más hasta la capital, pero decir eso en Islandia es obviar la gran
belleza que ofrece cada kilómetro que recorres. Para entrar a Reikiavik hay que
pasar por un peaje que cuesta poco más de 8 euros. Vimos las zonas más típicas
de la ciudad, pero el cansancio y el frío con la que nos había recibido la
capital hizo que nos fuéramos relativamente pronto a dormir.
Esa noche dormimos en uno de los campings de la ciudad. Con mucha pena,
hicimos nuestra última noche en Islandia.
Día 8
Reikiavik despertó a -2 grados, cogimos nuestra furgoneta para
devolverla en el punto indicado y nos llevaron al aeropuerto. Nos fuimos de
Islandia con la sensación de haber vivido unos días increíbles en un país
maravilloso, nos quedamos con ganas de más y con la idea de que volveremos
algún día.