Viernes por la tarde. Ya acercándome desde la plaza de Embajadores observé la cantidad de gente que había en los alrededores de la Tabacalera. Todos nos dirigíamos hasta allí por una buena causa: ayudar a costear su tratamiento oncológico a Hugo Ortuño. Parece increíble, ¿verdad? que tu vida dependa de un movimiento espontáneo que imaginó la manera de conseguir esa cantidad de dinero.
Más de cien fotógrafos participaron donando sus fotos. Nunca había visto la Tabacalera con tanto ambiente. Para amenizar la visita había un grupo de Jazz y hasta una rifa de lo más ecléctica. Comparto con vosotros algunas de las fotografías que más me llamaron la atención y también la foto que me hice junto al fotógrafo que me invitó, Carlos Dafonte. Me encantó comprobar la movilización de la gente para este tipo de acontecimientos y el buen rollo con el que se desarrolló la tarde, donde pude degustar hasta un pedazo de bizcocho de zanahoria. Cuando abandoné la Tabacalera ya habían vendido prácticamente todas las fotografías de la exposición. ¡Recupérate pronto y feliz, Hugo Ortuño!
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